viernes, mayo 19, 2006

NUMBER TRI

OK... ¿y? Fue lo primero que pensé cuando aparecieron los créditos finales en la pantalla ¿Tanto escándalo por eso? ¿Dónde está Ron Howard para interrogarlo? El mediatizado Código de Da Vinci es una película increíblemente normal y hasta ordinaria. Es una adaptación poco inspirada, lenta y fome: pistas, pistas y más pistas, símbolos, números... ¡Qué se yo! Se basa en palabrerías, diálogos interminables y, cuando estos fallan, se apoya en nebulosas imágenes del pasado que no ayudan al entendimiento de nadie.
Ron Howard es realmente un cobarde, hizo la película sin tomar riesgos y aquí estoy, quejándome de su existencia. ¡Lo peor es que el libro tiene el potencial para hacer una buena película de acción! Al ver la película, sentí como si mi abuela me estuviese contando, sin ganas, aburrida y por inercia, aquella historia que todo el mundo sabe ("¡Cuando yo era joven...! zZZ). Cada vez que el profesor Langdon comienza a hablar de símbolos y números y de monjes y bla bla bla bla bla bla, dan ganas de cambiar de canal. Los actores recitaron el guión y no había química entre ellos. Sir Ian McKellen salva algunas partes de la película porque es simplemente un genio.
La Iglesia puede que nos esté haciendo un favor al desprestigiar todo esto: Véanla solo para que a futuro tengan referencias de sobra para discernir entre una buena y mala película.

Mamuschka is really pissed off.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antes creo que la iglesia es la culpable de que la pelicula sea tan conocida, si no hubiera armado tanto alboroto y escandalo, la pelicula solamente hubiera pasado a la historia como una pesima pelicula sin mas pena ni gloria. Y no seria la pelicula IN que es hoy en dia (o por lo menos en mi pais), si nlo "cool" ahora es ir a verla, que tristeza eso.